CARTA DURANTE EL CONFINAMIENTO
Hola amigo o amiga,
El placer es mio. Me llamo Andrea Mayren, 32 años, psicóloga (ya lo siento:) y profesora de yoga y meditación.
A mi me hubiera encantado recibir cartas de conocidos y desconocidos en momentos en los que he estado enferma, bien mi cuerpo, bien mi corazón. No conozco tu historia ni me puedo imaginar lo que se siente en una situación como la tuya…sólo conozco la situación de soledad y miedo por mi propia experiencia, y espero que eso baste para hacerte llegar al menos mi empatía, mi reconocimiento hacia tu persona y mi admiración por la GRAN valentía, paciencia y confianza que estás siendo obligad@ a sacar y fortalecer en todo este proceso. No te conozco pero si «entro» en mi interior y te siento…ya te quiero.
Querer: apreciar, valorar, reconocer al otro, estimar, sentir, conocer… ¡Cómo no voy a quererte! Además bien podrías ser yo o un familiar mio.
A menudo en mi trabajo intento transmitir amor, ¡creo que es todo lo que hago!, todo lo que sé hacer… A veces en mis clases hago que dos desconocidos se miren a los ojos durante minutos sin hablar. Al principio no les convence mucho la idea y se resisten con risa floja o mirada impertérrita como poniendo un gorila de dos por dos en la puerta de su corazón para que el otro entre en su alma.. Pero casi todos acaban rindiéndose al amor, dándose cuenta de que no hay nada que temer ni mayor miedo que no haber amado.
Mirar al otro sin juzgarlo, comprendiendo sus sombras y destacando su luz nos demuestra que al final todos necesitamos «ser vistos».
TE VEO, amigo, seas quien seas, me parecen bien tus debilidades y aplaudo tu brillo en los ojos, a los que ahora imagino estar mirando con dulzura y compañía. Si quieres imaginar los míos son azules más bien tirando a grises. Yo tengo los ojos de mi padre, al que por cierto esta situación le hubiera sacado de quicio por no poder hacer sus paseos dirarios! era su forma de meditar decía. ¿De quien tienes los ojos tú?
Te voy a contar un secreto que nadie sabe, desde hace unas semanas he descubierto que puedo hablar con él y con algún otro ser querido cerrando los ojos, imagino que me dirían y cómo me lo dirían, y durante unos minutos realmente puedo sentir su consejo, su abrazo o su chiste. Tal vez esto te parezca una locura y no te quitaré razón, más puedes probarlo y experimentar tu mismo a ver que pasa, seguro que puedes darme algún truco, sería fantástico.
Me voy a despedir porque hablo por los codos y tu no tienes la culpa, que bastante tienes ya:) espero que mis atrevimientos hayan generado cosas en ti, ¡estás vivo amigo y yo estoy contigo! GRACIAS por seguir luchando y ser un héroe o heroína para mi.